me estoy bajando de una nave espacial. llevo un traje de astronauta blanco, y un gato. está sobre mi hombro como un mono pero es un gato, y también lleva un traje de astronauta, naranja. vamos con un par de notas. uno de ellos debe ser el jefe porque no para de gritarme que no haga ruido y que recuerde lo que pasó la última vez. creo que soy una infiltrada porque no recuerdo ni de coña eso que pasó la última vez. la luna está llena de agujeros y, aunque el gato y yo no pesamos casi nada, es un puto coñazo estar cayéndonos todo el rato en los boquetes lunares. le pregunto al jefe si le parece bien que encienda mi linterna pero no way, el pájaro me mira como si estuviera tarada y empieza a andar muy deprisa. él debe haber estado aquí taco de veces porque no se cae, el muy cabrón. el gato y yo nos estamos quedando atrás y, cuando los otros están bastante lejos, enciendo la linterna.
hay un muro delante de nosotros. lo toco y es un material extraño, un poco esponjoso. empujo y abro, lo que calculo es, una compuerta a una dimensión desconocida. el gato y yo, con los trajes de astronautas, estamos en medio de una especie de anfiteatro romano. hacia nosotros se dirigen unos dos mil indios (de los de las plumas) a caballo. ellos no parecen vernos a nosotros. nos encontramos también algunos vaqueros, cabareteras y toda esa mierda del oeste. creo que estamos en un parque de atracciones interplanetario.
en una esquina hay un grupo de gitanos de fiesta. decido que fiesta y le digo al gato que mejor nos quitamos los trajes para no dar mucho el cante. cuando me quito mi casco me doy cuenta de que el gato ya no está y de que julieta está plantada en medio del corro gitano. voy con ella, y nos estamos marcando un tango cuando suena la alarma de invasión...
- allo?
- ¿podría hablar con jerome vassal, por favor?
- ah, está en...no está. ¿quién le llama?
- la agencia.
- ¿qué agencia? ¿por qué llaman aquí?
- es el teléfono que nos dió el señor vassal. la llamo de la agencia p&p, pussies and pumpkins.
- ¿p&p?¿mimi, eres tú?
- oh, doudou, estás tan boba por la mañana, no he podido evitarlo.
- ¿qué quieres, zorra?
- estoy en parís, he venido a ver a mis padres. pero sé que estás aquí.
- ¿cómo lo sabes?
- viste a salomon, el lunes pasado por la noche ¿no lo recuerdas?
- no, en realidad...mimi, es muy temprano. no me acuerdo bien del lunes.
- esa es mi chica, ¿qué vamos a hacer tú y yo?
- de momento, yo y yo vamos a tomar un café. te llamo luego.
con la tigresa en la ciudad mis posibilidades de ser una persona responsable se van al carajo. el caso es que debería hacer algo a estas alturas. ahora que conozco a denise marin, la cosa tendría que ser fácil. voy a verla y le digo: mira, denise, lo de la cámara era un camelo. ya que está comprada, seguramente me la quede pero la verdad es que no me interesa tres cojones hacer fotos de la parís nocturna. trabajo para un viejo rico que piensa que es tu abuelo. me mandó aquí para buscarte y llevarte conmigo a amsterdam. si vienes conmigo allí, yo pillo mi pasta y desaparezco y tú encuentras una nueva familia rica. no te puedo decir mucho de ellos excepto que el que dice que es tu abuelo parece un tío majo y que su hijo está bastante bueno.
si estoy empezando a entender a micaela, algo debe ir mal. se me está yendo la cabeza esta mañana, tengo que hacer algo y necesito mucho, muchísimo café.
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