miércoles, junio 14, 2006

el sábado por la mañana la investigación estaba en un punto extraño. había mandado emails a algunos ex-alumnos del colegio fénelon sainte-marie pero o no contestaron, o no recordaban a denise o hacía siglos que no la veían. la madre de denise, carol picquart, habló conmigo por teléfono el viernes. parecía lista y simpática pero cuando le mencioné a su ex-marido y su ex-hija, su tono se volvió seco y me mandó a comer mierda sin demasiada educación.

el teléfono del cartel de se vende seguía sin dar señal. lo único que tenía el sábado por la mañana era a la portera del edificio de denise. la vecina me había llamado para decirme que estaba de vuelta.

salí de casa de jerome muy temprano y corrí a la rue de trévise. hacía un día gris y llevaba puesto un disco de nick cave del tipo córtatelasvenasaunquepuedequeniporesastesientasmejor, así es que cuando llegué al portal estaba demasiado zumbada como para interrogar a nadie. me senté allí mismo a fumar y estudiar como iba a entrarle a la portera. en mi lista de prejuicios sin fundamento, las porteras pertenecen a una categoria de personas desconfiadas e infinitamente más listas de lo que dejan ver, de manera que no quería entrar como una gilipollas al portal y meter la pata antes de enterarme de algo.

así estaba, intentando inventar algo razonable, cuando apareció aquella caja al final de la calle. la caja venía andando hacia mí como una borracha, un poquito a la derecha, un poquito a la izquierda y un poco más hacia delante. me estaba divirtiendo tanto viéndola venir que cuando casi se estrella contra mi cabeza apenas tuve tiempo de apartarme.

- perdona.
- no importa, la estaba viendo venir y he reaccionado tarde. ¿quieres ayuda?
- sí, gracias, si no es mucha molestia...esto pesa mucho.

por detrás de la caja apareció una cara, con una sonrisa, con una paleta, y media más.

- claro, no es ninguna molestia.

subimos los tres pisos sin decir nada, intentamos que el oxígeno llegue como sea dentro y sonreimos un par de veces. al llegar arriba, me ofrece agua.

- ¿te estás mudando?
- sí, bueno, iba a vender este piso pero he decidido que no puedo desahacerme de él, aún. era el piso de mi padre.
- ah...
- murió hace poco.
- ah, vaya, lo siento.
- sí, gracias. ¿tú de donde eres?
- de españa.
- me gusta españa.
- sí, no está mal. es mejor que suiza.

entonces, empieza a reirse. está delante de mí, a medio metro de distancia, riéndose a carcajadas, como un caballo. se mueve como una peonza mientras rebuzna y están empezando a saltársele las lágrimas. me estoy acojonando y se me debe notar porque me dice: lo siento, lo siento, es que es mucho mejor que suiza. no consigo entender qué ha pasado pero le sonrío como mejor puedo.

- ¿qué haces en parís? ¿estás de vacaciones?
- algo así... (venga, qué labia la tuya, lo estás haciendo muy bien. pareces más tarada que ella cuando se ríe)
- ¿tienes el hotel o... lo que sea, por esta zona?
- no, en realidad,...(piensa, joder. la caja está medio abierta. la portada de un libro: brassai. me suena ese nombre, lo he oido, lo he visto...) en realidad, estaba buscando una tienda de fotografía.
- ¿de cámaras, de revelado, de libros?
- de cámaras, estaba intentando comprar una cámara. el caso es que no entiendo demasiado y encontré una pero no me gustó el dueño y pensé que era mejor seguir buscando. ¿tú conoces alguna?
- sí, hay una bastante cerca. el dueño es un amigo. si puedes esperar una media hora te acompañaré. hay un café al final de la calle.
- gracias, eso estaría muy bien.
- vale, te recogeré en media hora.
- perfecto, me llamo dani.
- yo me llamo denise.