miércoles, junio 14, 2006

después de tanta emoción necesitaba un sueño largo y el domingo no salí de la cama hasta que amenazaron con cobrarme un día más de hotel. eran las 2 de la tarde así es que estaba bastante descansada para entonces. encontré a toto en la cafetería, esperándome para despedirse. acabé invitándolo a una habitación de hotel y ahora era más buena que mala a sus ojos. paradojicamente, ahora me sentía en deuda con la criatura belga. al fin y al cabo había sido el puente hacia algo mucho mejor que el dinero o las drogas. me había proporcionado una historia, me había puesto en el paisaje adecuado. yo era philip marlowe con una sonrisa de cuento, y todo gracias a toto. lo llevé en el coche hasta bruselas y seguí mi camino.

llegué a parís al final de la tarde. jerome estaba fumándose un petardo delante de sus planos y parecía no haber dormido las últimas mil noches.

- ¿todo bien, doudou?
- no, la verdad es que no. el gilipollas de mi jefe ha llamado hace unas horas para decirme que mañana tengo que tener listos unos planos y una presentación de proyecto. volamos a toulouse a primera hora. joder, había alquilado serpico para verla contigo esta noche. que asco, en serio.
- hoy es domingo, jerome ¿por qué no mandas a tu jefe a chuparla?
- ya sé que debería hacerlo pero hasta que lo haga el único que va a chuparla, y a base de bien, soy yo.
- ¿qué hablais de chuparla? ey dani, pensamos que habías muerto en amsterdam. estábamos celebrándolo.
- oh vaya, claire, siento haberos jodido la fiesta.
- no te preocupes, es sólo cuestión de tiempo que volvamos a sacar el champán. ¿te quedas a dormir?
- sí, sólo esta noche.
- bien, bien. ya sabes donde ando si necesitas un poco de calor humano.
- claro, no dudaré en buscarte.

hice algo de cena y ví serpico sola en el salón. luego, discutí con jerome sobre donde me quedaría en parís cuando subiera a buscar a denise marin. le pedí que me buscara un apartamento para un mes y me dijo que ni de coña me iría a vivir a otro sitio estando su casa. estuvimos hablando del tema hasta que nos pusimos a ver precios de alquileres y a mí se me quitaron todas las ganas de independecia. me iba a pasar un mes de calentura pero tendría una pasta cuando terminara con mi trabajo.

al día siguiente llegaba a barcelona. necesitaba pedirle un favor a la ballena siciliana antes de bajar a madrid. me revienta pedirle favores así es que aparecí apretando los dientes en su restaurante. en cuanto entré por la puerta, sentí la mirada de micaela desde su puesto de relaciones públicas. no ve demasiado bien de lejos pero había localizado en su garito a un elemento no identificado con pinta de no tener un duro y se acercaba a toda pastilla cruzando entre las mesas. al reconocerme se avalanzó sobre mí como si flipara de alegría pero estoy segura de que sólo quería esconderme de los ojos de su clientela. si hubiese tenido una capa me la habría echado por encima, la muy tarada. le digo al oido: hola miguelita, necesito que me hagas un favor. y me dice que bene pero que la acompañe primero a la cocina. en la cocina me hace una trenza, me presta sus pendientes y me dice que, casualmente, había comprado una camisa para mí esa misma mañana. ahora que soy su hermana bonita siciliana, puede sacarme al comedor, a que me vean.

- mica, necesito ver al detective...
- ¿en qué estás metida ahora, daniela?
- no es nada, sólo necesito hacerle unas preguntas. venga, dale, nunca te pido...
- está bien, está bien, no quiero saber nada. ¿quieres cenar algo? siéntate por aquí cerca y llamaré a ese tipo ahora mismo.
- gracias, mica, tu bondad sólo es comparable a tus caneloni.