el sábado llegamos a amsterdam a las 7 de la tarde. me encanta esa ciudad, me gusta su nombre, sus calles, sus porros y su gente, lo que es más que suficiente para una ciudad te encante. pero tampoco pierdo la cabeza con ella, en mi opinión, le falta alma.
el caso es que es allí donde aterrizamos la criatura belga y yo. lo primero que hice fue buscar un hotel para mí y para el coche. toto dijo que no podría pagar aquel hotel pero eso no me emocionó lo más mínimo y le dije que podía dormir donde a él le diera la gana, que no era mi problema. durante el trayecto, me estuvo rallando hasta el extremo con su infancia jodida dando bandazos por orfelinatos belgas y familias de belgas que no lo aceptaban. me contó como con 16 años se fue a vivir a una casa con un grupo de borrachos y como se ponía hasta las trancas de todo lo que pillaba, como salió él solito de aquel laberinto de drogas (lo llamó así, laberinto de drogas), a quien se tiró en aquellos tiempos, lo poco que follaba últimamente, como conoció a josh en colonia, como se había metido a camello de poca monta, etc, etc, etc. un descenso a los infiernos del aburrimiento durante dos horas y media. yo estaba machacada de la noche anterior y no era capaz de reaccionar ante aquella salvaje avalancha autobiográfica. le dije que no me interesaba, que me contara a qué íbamos a amsterdam, pero me dijo que no lo sabía ,y siguió con lo suyo.
cuando le pregunté a toto, todavía en colonia, que de que iba el negocio que iba a proponerme, me contestó que realmente no era él quien quería hacer negocio conmigo sino un tipo en holanda, y me juro que no tenía nada que ver con la droga. me dijo que había hablado con 'el hombre' de mí, y que éste le pedía que fuese a amsterdam a encontrarme con él. no sé porque dije que sí. al principio pensé que lo hacía para impresionar a jerome porque soy así de gilipollas. pero cuando luego discutí con jerome si debía o no hacerlo me encontré defendiendo la idea de ir con tanta pasión que llegué a la conclusión de que lo hacía por otra razón, aunque no supiera cual era.
así es que no sabía a qué iba a amsterdam pero estaba demasiado cansada para dar la vuelta, dejar a toto en la carretera, perseguir a jerome y actuar como alguien razonable.
resulta que el hotel vondel está muy bien. céntrico, limpio y bastante barato. puedo invitar a toto pero no me da la gana. todavía estoy encabronada por lo del coche. cuando llego, me doy una ducha y me meto de lleno en el grandísimo coñazo de decidir que me pongo. ¿qué te pones, cuando vas a reunirte con no sabes quién para hablar de no sabes qué no sabes dónde? llevo una mochila grande pero no resulta fácil.¿dónde estás, mimi?
por consejo de la tigresa siempre llevo un traje de chaqueta (por si me surge un negocio), un traje de noche (por si nos colamos en un sarao pijo), varios vaqueros (elemental), un biquini (mmm), y zapatos y zapatillas para todo. hay veces en que alguien como yo tiene que escuchar a alguien como mimi. y obedecer. el caso es que voy con toto, que no me parece un tipo elegante que se relacione con gente elegante. descartamos el traje. me pongo los vaqueros negros y la sudadera con capucha, me miro al espejo y parezco una amiga de la infancia del elemento belga. no way, voy con él pero ni de coña quiero que nos emparenten, ni siquiera me cae bien. termino poniéndome algo neutro, ni muy puta ni muy monja, ni muy pija ni muy tirada. paso de tacones, por si hay que correr.
he quedado con toto en la puerta de mi hotel a las 8 y media. el tío está allí clavado a su hora y me parece que se ha lavado la cara, puede que hasta los dientes. cuando le pregunto que a donde vamos,estoy segura de que va a proponer algún suburvio decadente, pero me suelta que nos dirigimos a la magna plaza.
llegamos a un edificio elegante del cagarse y toto llama al interfono. responde un hombre y toto dice algo en holandés. la puerta se abre. estoy flipando a lo grande. escaleras arriba me pongo nerviosa de narices, no sé que hago aquí, hiperventilo a saco, me mareo un poco y vuelvo a la vida, todo de un golpe. le digo a toto: si me pasa algo, toto, mi familia siciliana te joderá tanto, tanto tiempo y de una forma tan cruel, que el padrino te acabará pareciendo mary poppins, ¿esta clarísimo? el notas me pone una cara de pena que casi me rompe el corazón allí mismo. no te preocupes, dani.
en el segundo piso hay una puerta abierta. un pequeño pasillo lleva hasta una habitación enorme que no parece un salón ni una biblioteca pero que puede ser las dos cosas. toto y esta sala son sencillamente incompatibles, y me vuelve el mareo. en una esquina de la sala hay dos tipos jugando al ajedrez. el joven, un notas de unos 35, con pinta de estirado y bastante guapo, está visible. nosotros estamos visibles para él pero no nos ve. ¿estaremos muertos? ¿seremos, toto y yo, dos fantasmas con una cuenta pendiente en el mundo de los vivos? toso un poco. el tipo nos mira y sonríe.
al mismo tiempo, el sillón de su oponente se gira.
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