jueves, julio 06, 2006

aquí estoy, sentada en una habitación sin ventanas y llena de libros. parece la habitación de un castillo pero hay algo artificial en todo lo que me rodea. no se oye más ruido que mi respiración.

al montarme en el coche me taparon los ojos. pensé: es una buena señal, si fuesen a freirme les daría igual que viese el camino. soy mitad española y mitad italiana así es que me pongo a rezarle al dios católico en cuanto nos ponemos a andar. me daría igual rezar a cualquier otro pero es que éste es amigo de mi abuela. sólo creo en dios cuando estoy desesperada que, básicamente, ocurre en dos situaciones: cuando creo que puedo palmarla y cuando creo que estoy embarazada. si me gustasen más las gomas, esta sería mi primera oración desde los 9 años, y no sabría como hacerlo. afortunadamente, tengo mi práctica: dios mío, te prometo que la próxima vez usaré un condón.

no hay nada sincero en lo que hago. ni mi postura, ni mi gesto, ni mis pensamientos son sinceros. escondo, bajo varias capas de mierda, todo lo que me preocupa y pego caladas largas mientras reflexiono sobre mi relación con dios porque no sé hacerlo de otra manera. pienso en cosas que me la pelan para no tener que preocuparme de forma consciente. no me hace ni puta gracia estar aquí sentada. mi teléfono no ha vibrado en todo el trayecto y, ahora, ellos me lo han quitado.

el señor thomas se sienta frente a mí. me ofrece un gin-tonic y le digo por donde puede metérselo, pero sólo me sale un no, gracias raquítico y creo que hasta sonrío. esto debe ser mi jodido sistema parasimpático, que intenta seducir al viejo para no llevarse unos azotes. un poco de dignidad, borra esa sonrisa de payasa de tu cara. me va a estallar la cabeza.

- debes estar preguntándote por qué has llegado hasta aquí y qué vamos a hacer en esta sala.
- jerome debe haber llamado a la policia francesa, la interpol y hasta la puta cia hace ya un rato.
- lo dudo.
- ¿qué quiere decir con...?

pero no termino la frase. se me está llenando el estómago de cristales rotos y apenas sale algo de aire por mi boca al hablar. no soporto la idea de que no haya ventanas en esta habitación. ¿cuánto oxígeno puede caber aquí dentro? me caen todas las lágrimas del mundo por la cara, me lo estoy pasando de puta madre.

- tengo claustrofobia, desde pequeña. pienso en el oxígeno que se acaba siempre que me siento encerrada, me dan palpitaciones y entonces, respiro más rápido. eso va muy mal para la claustrofobia porque el oxígeno se acaba antes, ¿lo entiende?
- daniela, jerome está bien, no le pasará nada.
- ¿me lo promete?
- sí. ahora, intenta relajarte. te necesito operativa, necesito que escuches lo que tengo que decirte, necesito que lo comprendas y puedas pensar en ello. ¿podrás hacerlo?
- sí.
- está bien. dani maggio, ¿alguna vez has oido hablar de la s.o.i.a.?

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Voy a seguir leyendo por aquí.

11:23 p. m.  

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