miércoles, junio 14, 2006

subo las escaleras del edificio de denise que me las pelo, como si ella pudiese escapar por la ventana o, no sé, no sé por qué corro tanto. la vida es de lo más extraño, un día se la chupas a tu mejor amigo, otro día estás en una cama viendo sillas que vuelan, y otro te diriges, a toda pastilla, a encontrarte con tu destino en un tercer piso de la rue de trévise. estoy exagerando con lo del destino, sólo es denise marin y, tal vez, ni siquiera esté en casa.

mi plan

esta mañana he hecho mogollón de llamadas, la primera de ellas a charli. le he dicho que en dos semanas estaría en madrid con alguna joyita de alemania. de repente, he sentido que tenía que volver a mi vida y que, cuanto antes me pusiera una fecha, antes podría llegar a ella. no tengo horario de trabajo, evidentemente, pero me gusta llamar jefe a charli y saber que alguien me pagará al final del día.

luego, llamo a uli. va en su ambulancia a todo trapo hacia un accidente de varios coches.
- ¿te imaginas que un día voy a por los heridos de un accidente y te encuentro a ti, dani?
- pero, ¿tú como eres tan tonto, ulrich? a ti te pegaban en la cabeza de pequeño, ¿no?
- joder, dani, no te hace gracia nada de lo que digo. venga, tía, ¿qué es lo que quieres?
- quiero que me busques algo de la lista que te mandé, para dentro de dos semanas a más tardar, ¿es posible?
- no sé, supongo que sí. tengo un par de días libres la semana que viene, puedo echar un ojo...oye, por cierto, ¿dónde te has metido todo este tiempo? te piras a amsterdam cuando vuelve el notas ese belga con tu mercedes y no vuelves a dar señales. no sé, a mí no me parece muy normal...
- tienes razón, perdona, tenía que haberte dicho algo. estoy bien pero necesito que me tengas un coche en dos semanas. inténtalo, ¿vale?

más tarde me marco un monólogo en un tiempo con duncan thomas. le digo: no, déjeme hablar a mí. sólo dos cosas. lo primero, usted me envenenó, que quede por delante que no se lo voy a perdonar nunca, porque no me da la gana, por todo el frío que he pasado. soy una tía muy simpática y tengo muchos amigos, y ya no se los pienso presentar. lo segundo es que voy a terminar lo que empecé. en unos días estaré en amsterdam con denise. le contaré su historia, la suya del niño que llegó a inglaterra y se fue a la guerra, le diré que parece usted un viejo de lo más simpático y que además debe estar forrado. haré todo eso y después de cobrar, no volveré a verle. de hecho, no quiero volver a verle así es que ya le avisaré de donde meter mi pasta cuando lleve a denise. no creo que su palabra valga una puta mierda pero si me dice que será como yo digo, lo haré. duncan responde que todo será como digo y me pide perdón unas 20 veces. mortacci tuoi!! no sé por qué me marco las faroladas estas, sé que es ridículo pero me invade el espíritu vacilón y no hay quien me pare la lengua.

el plan es que no hay plan. llega el momento de la gran improvisación. me estaba haciendo la remolona, quería saber como entrarle a esta notas, tener tiempo para pensar, pasar tiempo en parís haciendo el pollas, o no sé. ya no me queda tiempo para pijadas, tengo que conseguir que ella venga conmigo, o pirarme lejos. si es lo segundo, si tengo que esconderme o salir de aquí, necesitaré pasta. marco, por último, el teléfono de ju. mi hermana conoce mi voz como la suya propia, con su oido prodigioso y su sensibilidad bla bla bla, así es que me pregunta en cuanto la saludo que qué coño está pasando.
- necesito que me hagas un favor, ju, cuanto antes.
- dale...pide lo que quieras. eres gilipollas, dani. voy a subir a buscarte a esa puta ciudad y te voy a meter el violín por el culo.
- hablas como yo, ju. haz el favor de calmarte un poco, y escucharme. ¿estás en casa?
- no, estoy ensayando.
- vale, entonces préstame atención. tienes que ponerte delante de la estantería de mi habitación, la de los libros. arriba a la izquierda hay un libro de fowles que se llama el mago. esa es la primera posición, márcala, sacando un poco el libro. luego, tienes que ir bajando en diagonal hasta el estante de más abajo, un estante abajo, tres libros a la derecha. ve marcando cada uno de ellos.
- ¿ por qué voy a a hacer eso? ¿se abrirá una compuerta hacia la casa de la vecina?
- no, en la página 63 de cada uno de esos libros hay dinero. en total deberías encontrar unos 10000 euros. cógelo todo, quédate lo que necesites para la casa y mete lo demás en mi cuenta.
- dani, me estás acojonando en serio.
- te lo explicaré todo pronto. en ischia, este verano ¿si? necesito la pasta para un coche, no fantesees ni flipes con esto. la única cuestión es que necesito el dinero rápido.
- no creo nada de lo que dices pero vale, dentro de un rato tendrás tu pasta. si vas a dejarme, si vas a dejarme sin despedirte, pidiéndome pasta, yo...
- venga julieta, no flipes tanto. te quiero, te veré enseguida.

antes de salir de casa y de montarme en metro y de saltar de tres en tres los escalones del piso de denise marin, me siento graciosa y busco al pequeño pierre. pierre es un niño de 12 años de lo más enrollado, y es un chusmas aunténtico, se puede contar con él. estoy hasta los huevos de verle el careto feo a jack (que todavía me ronda) así es que le pago 40 euros a pierre por hacerme un favor y vamos por separado a la calle de jerome. mientras yo distraigo al inglés amenazándole con rallarle el buga, pierre le raja las ruedas de atrás de lado a lado.

denise me abre la puerta con cara de dormida. le pido disculpas pero, cuando estoy a punto de darme el piro, me agarra de la camiseta y me dice que se alegra mucho de verme, y que entre a tomar un café. vale, genial, siento...ya sabes, haberte despertado.