lunes, junio 18, 2007


hablan mucho las mujeres. también conozco a hombres que hablan mucho, hombres que hablan tanto que me hacen soñar con meterles una granada en la boca y verles saltar los piños. pero hoy, a este pueblo absurdo al sur de cosenza, no ha venido ninguno de ellos. aquí sólo hay chinos.

(cosenza, 17 abril 2007)

llevo como tres horas dando vueltas en el jardín de la villa donde unos veinte mafiosos han venido a hablar de sus cosas de la mafia. que si a quién matamos esta semana, que si vamos a quedarnos con los casinos o vamos a meternos a saco con la colombiana, que si alguno de vosotros me está traicionando. no tengo ni puta idea de lo que habla esta gente, pero he visto un par de películas y me leo un periódico de nápoles a diario. riéte de las películas. ahí ando metida, esperando en el mercedes a que pase lo que sea. fuera de mi mercedes sólo hay chinos. no hablan entre ellos ni, desde luego, conmigo. están ahí, ordenadísimos, sin decir una palabra. pienso que aquí sobra kunfú y falta mucho vocabulario. y pienso también que yo cambiaría todas mis palabras por un buen puñado de llaves.

me pongo un cd de los kinks y le escribo un mensaje a marco cuando suena el you really got me. luego, me regaño un poco: danielita de mi corazón, no puedes estar todo el puto día pensando en follar. pero, vamos, que poder se puede.

hablo con mimi dos o tres veces mientras espero. mimi es la caña para hablar por teléfono porque la conversación, si de ella depende, puede no terminar nunca. y la verdad es que yo ahora no tengo nada mejor que hacer. a mimi le cuento todo lo del espionaje y ella se pone como una moto. no sé muy bien por qué la elegí a ella como única confidente. supongo que en parte es porque mimi es tan jodidamente buena en esto de sobrevivir que tengo la certeza de que no morirá nunca. en parte también es porque no la quiero demasiado, supongo, y soy lo bastante hijadeputa como para no pensar si está o no peligro. no sé si está en peligro, pero estoy segura de lo hijadeputa que puedo llegar a ser.

la cuestión es que alguien me tiene que dar algo que yo debo llevar de vuelta a roma. no sé qué es ese algo, ni sé quién me lo tiene que dar. esta gente de la agencia está menos organizada que mi habitación, mi cabeza y mi vida social juntas. es un puto caos, en mi opinión, la agencia. es por eso que me quieren dentro, me miran y se sienten bien con ellos mismos.

me salgo del coche para fumarme el cigarrillo mil de lo que está siendo el día más aburrido de mi existencia cuando un chino aparece de la puta nada para plantarse delante de mí. debe ser un ninja el notas. saca un mechero del bolsillo de la chaqueta y me acerca la llama. levanto la vista y le miro fijamente esas dos rayas que tiene por ojos. me dice en inglés de su pueblo de china : keep the light with you, y pone su encendedor en mi mano sin dejar de mirarme. pienso que para ser chino es un romántico de puta madre. keep the ligtht with you. ahí lo llevas, rubia, fuego, luz.

fuego, luz, explosiones, la bomba atómica, hiroshima. keep the light with you. no me fío ni un pelo de los chinos. de los chinos que no hablan nada, no me fío; de los que sonríen a todas horas, menos todavía. llámame racista. a ti un chino no te ha dado un mechero en la casa de un mafioso.

entro en la casa del mafias por la puerta de atrás. necesito ir al baño y mirarme al espejo, ver que sigo aquí, entre los que respiran. voy con el mechero metido en el bolsillo de atrás y siento su presión como si el pantalón se hubiese reducido tres tallas. es un mechero metalico. lo enciendo y miro la luz. recuerdo a marco testa dentro, en un cuarto de baño. pienso: no es razonable pensar en sexo con un objeto letal en bolsillo.

al abrir la puerta, ya más tranquila, doy de cabeza con el pecho de roberto gavazza. me dice: he venido a ver si estás bien, dani. él está taponando la salida y yo estoy plantada en medio del cuarto al que he retrocedido dos pasos, intentando que en la frente no me aparezca un luminoso con la palabra traición. siento el mechero palpitándome en el culo a toda pastilla. me dice: esto se está alargando y me preocupa que puedas estar aburriéndote demasiado. le digo: no, en serio, lo paso bien, razonablemente. él sonríe y me deja salir. me dice: entra a la cocina, marina te preparará algo de comer.

marina es la mujer más gorda que he visto en toda mi vida. en cuanto entro a la cocina salta sobre mí y me besa como si fuese su nieta. me besa las mejillas, la frente y las manos. debe estar harta de ver tanto chino. me coloca en una silla de madera y me trae una copa de vino. me siento una muñeca que se deja hacer. marina corta queso y tomate, lo pone delante de mí y coge una silla para ella. yo la estoy mirando con todo el amor que me cabe dentro, cuando ocurre. esta masiva mujer saca de su delantal un mechero idéntico al del chino, lo cierra en mi puño y me dice: fuoco per te.