miércoles, junio 14, 2006

anoche estuve con ese tío. es un baboso de primera categoría, escoria de lo más pestosa que existe. tengo que verlo por narices para el último papeleo, antes de salir del pais, aunque no sé muy bien qué hace. creo que es abogado o notario o gestor o un notas lo bastante listo para ganarse la vida de ese modo. pero es asqueroso, le patearía la boca los siete días de la semana. me dice: "dani, me encanta verte por aquí pero habías que llamar antes porque así no puedo preparar papeles con premura". el titi habla español pero usa palabras como premura y a mi me dan todas las ganas de escupir cuando lo oigo. en realidad, estoy cabreada conmigo por no conocer a ningún otro gordo cabrón que me haga los papeles. se está tocando la nariz todo el rato, es un gesto muy suyo, vamos, su gesto. y luego te lanza la mano y tú piensas: "gordo cabron seguro que me has dejado un moco alemán pegado y yo un día de estos te voy a dejar un pota española en tu salón que la vas a flipar". en serio, me pone supernerviosa el notas.

el caso es que cuando acabé me fuí a cenar con uli a un restaurante indio que a él le mola mucho. el sitio está bien, es tranqui y el dueño es un titi superamable que habla alemán con un acento de puta madre. el alemán debería sonar como él lo habla y no como suena de verdad. yo no entiendo ni papa de lo que dice porque no entiendo ni papa del idioma pero mola cantidad lo arrastrado que parece. a lo mejor se pone de opio antes de salir a currar y por eso sonríe tanto. la verdad es que no sé si fumando opio uno se pone a sonreir como un indio en un restaurante de colonia pero, bueno, ya sabes a lo que me refiero....

uli me contó lo que le había costado encontrar el coche esta vez. sólo quiere que le suba el porcentaje pero, como es todo suavón, eso ni lo menciona. empieza a contarme que el otro día atropellaron a un viejo en la calle de sus abuelos y que él tuvo que ir a recogerlo con la ambulancia y que por el camino él estaba seguro de que era su abuelo y que casi le da un infarto y que luego llega y resulta que era el viejo cabrón que le pinchaba los balones de pequeño y que no pudo sino alegrarse. y me lo suelta así, me dice: "dani, no sabes cómo me alegré". pero, será alemán el notas! yo entiendo que se alegrara y tal pero uno se calla para no parecer un auténtico hijo de puta, vamos, no sé yo.

el caso es que quería más pasta. y por no decirlo claro me estuvo poniendo la cabeza como un bombo con sus historias de mierda en la ambulancia y el estrés que tiene encima. no sé, hazte masajista o monje, uli, pero déjame en paz.